jueves, 22 de marzo de 2007

A casa, que ya es hora



Trabajo mucho, me pagan poco, me gasto una barbaridad en el piso y no tengo tiempo libre, y cuando lo tengo, tengo que hacer las tareas domésticas o estoy tan cansado que no lo disfruto. ¿Para qué coño trabajo? (es el caso de muchos, el mío, hoy por hoy, no).


Uno de los mayores problemas derivados del actual mercado laboral es la cantidad de horas que dedicamos al trabajo. España es el país de la UE donde más horas se trabaja, pero, tras Grecia y Portugal, en el que menos se produce.


A través de la Fundación Independiente, se puso en marcha la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios, que preside Ignacio Buqueras (uno de estos "locos" que, como el Director de la DGT, me caen bien porque aportan cosas interesantes al debate público, con argumentos muy claros y que mantienen una lucha para solucionar grandes y reales problemas).

Las principales ventajas que aportaría esa racionalizacion de horarios, serían entre otras, una conciliación más efectiva de la vida familiar y laboral, con ventajas sobre todo para las mujeres que son las que soportan el principal peso de la casa; un disfrute mayor del tiempo de ocio y unos beneficios para la salud tanto por la disminución del stress como por el incremento del tiempo de descanso.

Algunas recomendaciones que nos hacen para mejorar nuestra calidad de vida personal y laboral son:
  • Utilizar entre 45 y 60 minutos para comer.
  • Promover un cambio de mentalidad en las empresas que pase de una cultura centrada en el control presencial a otra centrada en resultados.
  • Los ejecutivos y los mandos intermedios deberían recibir formación en temas de conciliación trabajo-vida personal.
  • No convocar reuniones de empresa más tarde de las 13.00 horas. Éstas deben comenzar puntuales.
  • Adelantar las horas de los telediarios y de los programas nocturnos de máxima audiencia.
  • Intentar que nuestro esquema de vida sea similar a: 8 horas para trabajar, 8 para descansar y 8 para uso diverso.
  • Permitir flexibilidad en la hora de entrada y salida de los trabajos.
  • “Política de luces apagadas”: los empresarios deben inculcar en la plantilla la idea de que un empleado que pasa más tiempo en el lugar de trabajo no es mejor trabajador. Debe establecerse una hora clara de salida.
  • Para estudiar sus horarios, el pequeño comercio debe detectar las necesidades de sus clientes. Algo similar ocurre con los bancos y las administraciones públicas. No tiene sentido que estén cerrados cuando los ciudadanos los necesitan.
  • Promover la conciliación de las jornadas escolar y laboral sin reforzar la carga lectiva de los escolares.

El Gobierno de Zapatero, a través del Ministerio de Jordi Sevilla ya impulsó algunas de estas medidas en el Plan Concilia, como medida para sus funcionarios y como ejemplo para las empresas privadas. En la página de la diputada Lourdes Muñoz Santamaría, podéis encontrar información de la Subcomisión del Congreso que trata este tema.

Por cierto, y ya que mencionaba a Jordi Sevilla, fantástica reflexión (y actuación) acerca de los salarios.

2 comentarios:

David Corellano dijo...

En Alemania o Bélgica ya hay gente que trabaja de lunes a jueves y concentra sus horas de trabajo semanales en esos cuatro días para disfrutar de mayor tiempo de ocio. Algunas grandes compañías (por ejemplo IBM) permiten que algunos de sus trabajadores (no precisamente sus altos ejecutivos) trabajen desde casa una buen parte de su tiempo. Es sólo echarle imaginación y un poco de buena voluntad.....

Anónimo dijo...

Cuesta creer que en una página supuestamente de izquierdas se aplauda la propuesta del tal señor Buqueras.
En mi humilde opinión lo que realmente le preocupa a ese empresario no es la conciliación de vida familiar y laboral (ejemplo: es un declarado defensor de la absoluta libertad de horarios comerciales, como si cajeras, reponedores y demás profesionales del comercio no tuvieran derecho a vida familiar), sino incrementar la productividad a cualquier precio, y si eso supone que lleguemos a casa a las 7 de la tarde (pues nunca habla de reducción de jornada)reventados y mal comidos, pues peor para el que le toque. pero hay además otro aspecto importante en sus tesis, a saber: si aplicamos su slogan 8 horas para trabajar, 8 para ocio y 8 para dormir ¿donde metemos el trabajo doméstico? porque trabajo es y bien duro. La respuesta es obvia: si 8 horas son de trabajo asalariado, el trabajo de casa entra dentro de la categoría de "ocio", es decir, no se remunera, no se valora, por lo que su proclama deviene en una crasa falacia a poco que se examine, pues las cuentas, sencillamente no salen. El trabajo en casa trabajo es y, salvo que queramos vivir en una pocilga, no lleva menos de 3 horas diarias. El tiempo que tardamos en desplazarnos al o desde el trabajo, tampoco es ocio, por lo que una jornada laboral de 8 horas implica estar fuera de casa no menos de 9 y con mucha suerte.
El slogan realmente debería quedar así 9 horas a trabajar y como un chino, para cobrar los 1000 euros de rigor, 5 para trabajar en tu casa y atender a tu familia, 2 horas para hacer una comida decente (que tendrá que ser precisamente la que tiene que ser más ligera, la cena) y 10 para dormir porque estarás reventado y mal comido.
La única propuesta que realmente permitiría conciliar vida laboral y familiar sería la reducción de la jornada laboral retribuida actualmente y la valoración económica del trabajo doméstico como lo que es, un trabajo. Lo demás son parches y de más que dudosa eficacia.
... Y que seamos precisamente los trabajadores con nuestros partidos y sindicatos los que nos dejemos engatusar por esos cantos de sirena hace pensar que no vamos por muy buen camino.