domingo, 1 de abril de 2007

Contradicciones de un sistema

Hoy, más ciudadanos del mundo pierden derechos al exigírseles nuevos requisitos para poder acceder a la Unión Europea. A la vez, otra empresa va a despedir cientos de trabajadores. Sin embargo, las reacciones ante las causas que provoca la llamada globalización, son bien distintas. Aprobamos las primeras y criticamos
las segundas.

Cuando este verano pasado visité Cuba, me chocó cuando una cubana me preguntó ¿cómo se vive en un país capitalista?.
Reflexión que no me había hecho nunca, pues en mi esquema mental no podía relacionar a mi país con el capitalismo, sino con la democracia, el estado de derecho, el estado social...

Y no existiría capitalismo sino hubiese habido un pensamiento liberal que lo desarrollase. Sin embargo, cuando definimos el sistema capitalista (globalizador) actual nos encontramos conque en la práctica se construye con planteamientos nacionalistas (o al menos proteccionistas).


Tres son los elementos que constituyen el trabajo: Capital, materias primas (productos) y trabajadores.

El mercado de capital (de valores, de divisas, de dinero) es un mercado totalmente liberalizado; conectados todos los del mundo en tiempo real y donde no hay límites para los agentes que participan estén donde estén.

El mercado de productos es un ejemplo de la hipocresía del sistema. Está parcialmente liberado; es decir, podemos vender (desde occidente) donde queramos; pero luego no dejamos que terceros paises, a los que llamamos futuros nichos de mercado, nos vendan sus productos.
Restringimos nuestras compras mediante medidas arancelarias o subvencionando a nuestros productores (agrícolas principalmente) con la idea de proteger los mercados nacionales.

El mercado de mano de obra. En absoluto está liberalizado, sino que al revés. Tenemos todas las limitaciones del mundo para que una persona no nacional pueda trabajar en los países ricos. Las leyes de inmigración cierran el mercado de mano de obra y las personas no pueden competir en igualdad de condiciones.


Si no quiere la liberalización de todos los mercados, el sistema se contradice a sí mismo. Queda pues, un sistema injusto que condena a millones de personas, aquí y allí. Y si somos consecuentes todo nos deberá parecer igual de mal.

Si aceptamos que el mercado debe ser quien regule todo, que lo haga; las injusticias seguirán, pero serán consecuencia de la capacidad para competir de cada país y de cada ciudadano. Pero no queremos ésto por nuestras propias convinciones (y por miedo a ser nocotros los que no tengamos esa capacidad)

Si por el contrario, creemos que el estado debe matizar (en mayor o menor medida) todas las injusticias del sistema; que es lo que defiende cualquier política de izquierdas; debemos rebelarnos con la situación actual. Apostemos por un control de los flujos de capital (Tasa Tobin y similares); con la ampliación de importaciones desde los países pobres y la reducción drástica de las subvenciones al campo y con una política de apertura real a la mano de obra extranjera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo porqué dices que estos tres elementos componen el trabajo ¿En base a qué?

Los productos no son un elemnto esencial para que exista una empresa, ni un trabajo.
Ejemplo: Qué produce Price Waterhouse.

Cada vez más, existen empresas de servicios, que no trabajan con productos.

Estoy de acuerdo en que es una barabridad el que no puedan circular libremente los trabajadores.

Lo que ocurre, es que usas un lenguaje que suena algo viejo ....

Guillermo dijo...

En una empresa de servicios, el servicio en sí es el producto. La liberalización de los mismos, a partir de la Directiva Bolkestein (responsable en parte del triunfo del no de Francia en el referendum de la Constitución Europea), comienza a ser una realidad en Europa.

De cara a los efectos de igualdad-desigualdad, que es a lo que intento referirme en el post, me parece bien esa liberalización (a nivel mundial), porque puede suponer que lleguen a las zonas en desarrollo nuevas tecnologías, conocimiento... (aunque por lo mismo me parece necesario que no se deje todo en manos del mercado, porque si no no podrán acceder nunca).

Evidentemente me refiero más a productos tangibles, porque es más probable que un país pobre pueda ser productor y competir con sus ventajas sobre los países ricos.

La tasa Tobin y demás claro que suena a cosa del pasado; pero no se ha avanzado mucho desde ese pasado, ¿no?