sábado, 26 de mayo de 2007

Trabajador social orgulloso

Reflexionando como estoy acerca de estos días de campaña electoral, no puedo estar más satisfecho y orgulloso de la notoriedad alcanzada por mi profesión, la de trabajador social.

Esta vez no han sido los pilotos de avión, o los conductores de autobús, o los médicos. No, hemos sido nosotros. Nosotros, a los que muchos despectivamente nos llaman "asistentes", hemos competido duramente con los grandes prohombres de este país, los constructures, por alcanzar la cima de la profesión que más influye en campaña.

Es más, en Melilla vamos a a ser determinantes para decidir quien gobierna: Si todo empezó por una auxiliar de ayuda a domicilio que recolectaba DNI para impedir que se "votara al moro", en esta misma localidad se han dado casos de expulsión de cursos de alfabetización incluso se ha comercializado con vales de alimentos (no está bien que voten los muertos, de acuerdo, pero ésto es lo más ruín con lo que se puede jugar).

Pero no es el único sitio ya que en Calatayud, allá donde el hombre hizo la actuación más estelar de toda la campaña, se ha tramitado el voto de 100 impedidos.
Los trabajadores sociales también tenemos funciones en prisiones y residencias de mayores, pero de momento, no hay constancia de nuestra cada vez mayor influencia en Outeiro de Rei (Lugo).

Les ayudamos a que coman, les cuidamos, les prestamos servicios de educación o de limpieza. ¿Y así nos lo pagan? Se merecen que votemos por ellos, por ignorantes, por débiles, por impedidos y por pobres.

No hay comentarios: